«No tengo ética, suelo tomarla prestada del asco que me produce el pudor, y mis argumentos no son teóricos, sino vitales. Es evidente que no quiero mostrarme, pues considero que sólo puedo hacerlo a través de la parodia.
Me interesa la periferia de la imaginación que con tanto desafío representamos a través del lenguaje: un ensanchamiento de la imaginación (literaria), que se aleja de la esencia narrativa, un ejercicio de superficialidad que hurga en la creación de un hombre vivo. Allí está mi intención. Con ella aclaro mi postura ante el arte y la literatura del siglo que comenzó a correr hace unos cuantos años. Estoy creando mi propia ideología literaria. Creo en las frases, las historias que construyen y la incertidumbre que generan».
Del propio Lucas Meneses.